La enfermedad celiaca puede revelarse a cualquier edad y en los bebés, hasta que no se comienza a alimentarlos con cereales, probablemente no sepamos si la padecen o no.
Los síntomas de esta enfermedad son muchos y variados, suele manifestarse con diarrea crónica, (síndrome de mala absorción) vómitos reiterados, una marcada distensión abdominal, gases, falta de masa muscular, pérdida de peso, retraso del crecimiento, escasa estatura, piel y cabellos muy secos, descalcificación, inapetencia y mal carácter.
Cuando son niños un poco más grandes se desencadena con fuertes dolores abdominales, falta de ánimo, rechazo hacia las actividades deportivas, y en las niñas, suele provocar alteraciones en su período menstrual.
Se diagnostica, cuando al concurrir a la consulta comentamos algunos de estos síntomas mencionados más arriba, por lo tanto el pediatra revisará al niño, e indicará análisis de sangre para detectar ciertos anticuerpos cuya presencia o ausencia resultan sumamente orientativos para diagnosticar la enfermedad de celiaco, y confirmar o descartar todas las sospechas. No obstante el diagnóstico definitivo se realiza por medio de biopsia del intestino delgado, y por las respuestas obtenidas a una dieta libre de gluten, o sin TACC.
La única manera de controlar esta enfermedad, es por medio de esta dieta estricta libre de TACC, esto significa que la persona deberá comer de por vida, alimentos que no contengan gluten, ya que de esta manera estamos previniendo complicaciones, y garantizando un óptimo desarrollo además de una buena salud y calidad de vida.
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