Primeros cuidados del ombligo del bebé

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El cordón umbilical, el único contacto orgánico que tenía con su mamá, es ligado por el médico al momento del nacimiento para evitar el sangrado a través de sus vasos, los cuales sirvieron de vía para alimentar al feto durante el proceso de gestación.

El resto que queda del cordón umbilical se oscurece y seca poco a poco hasta desprenderse, situación que ocurre entre el quinto y el décimo día. Es en este periodo que los padres deben mantener especial atención y cuidados para con el ombligo, a fin de evitar infecciones.

Durante este tiempo el ombligo debe estar seco, sin sangrado, sin secreciones ni olor fétido. Si se observa que la piel a su alrededor permanece enrojecida, se debe acudir al médico ya que puede ser un primer indicio de infección.

Se recomienda asear la zona a diario con alcohol de 70 grados hasta que caiga, y luego con agua y jabón.

Mientras la herida no esté cicatrizada, lo aconsejable es lavar al niño sin mojar el cordón, por lo que muchos pediatras sugieren que el primer baño de inmersión se lleve a cabo 24 horas después de que esto haya sucedido.

La frecuencia de la limpieza no se encuentra determinada, aunque se sugiere que se haga cada vez que sea necesario cambiar el pañal. Para estas ocasiones hay que tener cerca:

  • Gasas estériles.
  • Vendas o fajas elásticas de malla.
  • Alcohol de 70º (lo preparan en farmacias)

Siempre hay que recordar que la madre, el padre o la persona que esté a cargo de su cuidado deberá higienizarse correctamente y de manera profunda sus manos antes y después de cada cura.

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