Comer rápido no siempre se puede evitar
Muchas personas se alimentan solamente porque ha llegado el horario de la comida, y no son conscientes de los malos hábitos que poseen al momento de sentarse a comer.
Comer rápido muchas veces no se puede evitar, ya sea porque contamos con poco tiempo y tenemos que volver a trabajar, o porque el tiempo nos apremia y existen obligaciones impostergables. Lo cierto es que el cerebro demora aproximadamente unos 20 minutos en comunicar que está absolutamente satisfecho y que no desea más comida.
Cuando nos alimentamos rápido en menos de 15 minutos, luego puede suceder que el cerebro reenvíe la comunicación que la comida no ha sido suficiente y por lo tanto recaemos en la necesidad de volver a comer, lo que a la larga incrementará nuestro peso. Esto sucede aún cuando hemos comido mucho, o adecuadamente, por eso se hace importantísimo comer lento y pausado, para que el cerebro se concientice y no vuelva a enviar el mensaje de que hay que alimentarse.
Además comer consciente y lentamente, nos permite escuchar al cuerpo interiormente y saber cuando decir basta, cuando es el momento en que nuestro estómago se encuentra satisfecho, y no consumir alimentos de más que incrementarán a la larga nuestro peso, o no nos dejarán perder aquellos kilos que necesitamos.
Recuerde, cada vez que se siente a comer intente al menos realizarlo en 30 minutos o más, es la mejor forma de cambiar los hábitos, y que no volvamos a tener hambre apenas terminamos de comer.