A medida que tu embarazo va avanzando tu doctor o comadrona te irá haciendo una serie de pruebas y exámenes para determinar si todo va avanzando bien y para saber si estás desarrollando alguna complicación que pueda ponerte a ti o a tu bebé en algún riesgo.
Aunque estas enfermedades son poco comunes, es bueno diagnosticarlas con un buen tiempo para intentar hacer todo lo posible para hacer que tu embarazo llegue a un feliz término.
Cerca del cinco por ciento de las mujeres embarazadas desarrollan diabetes gestacional y aunque la cifra no es muy alta, los doctores usualmente hacen exámenes de glucosa frecuentes a las futuras madres. A las que se les diagnostica esta enfermedad la pueden controlar con una buena dieta y ejercicio, que hará que el embarazo termine bien.
La placenta previa es otra de las complicaciones de los embarazos y en ella la placenta que rodea al bebé se encuentra más abajo en el útero de lo normal, justo al lado del cuello uterino o cubriéndolo. Esta condición ocurre en cerca de uno entre doscientos embarazos, por lo que las posibilidades de desarrollarla no son muy altas, pero se debe estar atentas.
La placenta previa usualmente no representa un problema al empezar el embarazo, pero si continúa en los siguientes trimestres puede causar sangrados, por lo que se puede tomar la decisión de adelantar la fecha del parto. La ubicación de tu placenta será revisada durante el ultrasonido en medio de tu embarazo, pero muy pocas de las mujeres que tienen placenta previa en esa etapa de su estado la mantienen hasta el parto. Pero si sigues con ella, la única opción para dar a luz es mediante cesárea.
