A veces es muy difícil determinar cuando nuestro pequeño tiene problemas para escuchar, generalmente en otras épocas detectar estos problemas solía recién hacerse presente a luego de los 18 meses porque el bebé no comenzaba a hablar y presentaba dificultades para comunicarse.
Las pruebas que se utilizan hoy son muy sencillas, y de pocos minutos de duración, y nos permiten detectar estos problemas desde el primer día de nacimiento, consisten en un aparatito que envía un ruido que viaja a través del oído y si lo recibe en las células de la cóclea devuelven un sonido para recoger.
Si bien esta prueba no es definitiva, nos puede ayudar a detectar la manifestación de ciertos problemas, y el especialista le dirá una segunda prueba para concretar el diagnóstico, y de esa forma define la cantidad de pérdida de audición del pequeño. Si se realiza una prueba cuando el niño está dormido, mediante unos electrodos que son los encargados de recoger información de los estímulos del cerebro, ese tipo de respuestas brinda la información de que el oído está enfermo y cual es el grado de afección que posee.
Recurre a tu especialista de confianza cuando el bebé no reaccione frente a sonidos fuertes y estridentes, si ha llegado a los 6 meses de edad y no reconoce la voz de los padres y gira la cabeza cuando lo estamos hablando para buscarnos, manifiesta problemas de atención en la guardería o el jardín, dice las palabras incompletas, o sube demasiado el volumen de la televisión.