Durante los primeros meses de vida es muy natural que los bebés lagrimen con frecuencia y tengan los ojitos de color rojo, en algunos casos con secreciones, esto se debe a que muchas veces hay alguna obstrucción en el lagrimal, que casi siempre se resuelve sola y no es necesario asistencia médica.
Por otro lado los bebés también pueden padecer problemas de refracción, miopía, hipermetropía y astigmatismo, que suelen aparecer en los primeros meses de vida, por eso se recomienda realizar un chequeo visual, ya que se supone que mientras más temprano se detecte un problema de estos, más fácil será la corrección y menos la pérdida de agudeza visual.
En caso que notemos que nuestro pequeño se frota constantemente los ojos, puede ser un síntoma de que no ve bien, y no debemos perder tiempo y asistir al médico, tengamos que cuenta que más adelante esto se detecta cuando acercan demasiado a sus ojos los objetos a su cara, así que no debemos dudar de consultar.
Así mismo también pueden padecer de estrabismo que se da cuando no hay un alineamiento correcto de los ojos, es decir cuando uno se desvía en relación del otro, esto puede darse porque el niño padece diferencia de agudeza visual de un ojo con el otro, si esto se repite luego de los cuatro meses de edad, es necesario consultarlo con un oftalmólogo.
En cuanto al ojo vago, se da cuando un ojo ve menos que el otro sin causa aparente y se suele solucionar colocando un parche sobre el ojo que tiene mayor agudeza visual, para corregir y forzar al ojo que no suele utilizar.
Foto: Gracias a Upsilon Andromedae