Desde el primer momento su hijo prestará mucha atención a las voces humanas, sobre todo a las que sean más agudas y utilicen el tono con que suele hablárseles a los lactantes. Notará que cuando usted le hable el girará la cabeza prestando mucha atención a las sílabas que pronuncie, y se le da mayor atención podrá ver que describe sutiles movimientos de brazos y piernas cuando escucha su voz.
Desarrollo auditivo del bebé
Los recién nacidos son capaces de reconocer la voz de su madre, pudiendo diferenciarla de la del padre de una forma rápida. Posteriormente, a lo largo de la primera infancia, el sistema nervioso irá madurando y permitiendo que las vías y centros nerviosos que emitirán los procesos auditivos, poco a poco se vayan especializando.
El primer mes de vida, su hijo será muy sutil a los altos niveles de ruido, si los hace cerca de su oído o lo lleva a una habitación dónde hay mucha gente, posiblemente se encierre en si mismo sin reaccionar, como no escuchando nada, o bien puede sobresaltarse y empezar a llorar y girar todo su cuerpo en dirección contraria al bullicio.
Si sustituye el ruido por música suave o por el sonido de un sonajero el bebé volverá a estar alerta y orientará la cabeza y los ojos hacia la fuente de ese interesante sonido. Su hijo no es solo capaz de oír en esta etapa, sino que además es capaz de recordar algunos sonidos que ya ha escuchado. Algunas madres que leyeron durante los últimos meses del embarazo repetidas veces el mismo cuento, en voz alta, aseguran que su bebé una vez que ha nacido, reconoce atentamente los tonos de voz al oír el cuento y suelen tranquilizarse más rápido.
Al finalizar el primer mes la audición del bebé ha madurado por completo, ya puede reconocer algunos sonidos y orientarse ante sonidos puntuales y voces familiares.