Finalmente los días de vacaciones se terminaron y ya no sobra ese fabuloso tiempo para descansar. Otra vez al trabajo, regresar a la rutina y aún antes de comenzar ya estamos agobiados.
Este sentimiento es completamente normal y le suele ocurrir a la mayoría, ya que se trata de un cambio brusco al que nuevamente de alguna manera hay que adaptarse.
Este tipo de síndrome suele tener diferentes y variado síntomas que van desde la irritabilidad, y la tristeza, hasta dolores musculares y palpitaciones.
Consejos para combatir el sindrome post-vacacional
- Piensa en tu trabajo de manera positiva: Debes focalizarte en los aspectos que más te agradan de tu día laboral, pueden ser tus compañeros de trabajo o simplemente los logros que deseas alcanzar.
- Acomoda los ritmos físicos básicos: Ordena aspectos como las horas de sueño, la alimentación o el ejercicio físico, de manera progresiva hasta llegar a la normalidad.
- Reparte tus vacaciones a lo largo del año: Siempre que esto sea posible, los períodos de descanso cortos pero seguidos ayudan mucho más que los largos que después hay que enfrentar este cambio brusco.
- No vuelvas a trabajar al día siguiente de tu regreso: Deja unos días para estar en tu casa antes de regresar al trabajo, eso atenúa el impacto al cambio y podrás retornar más relajado.
- Retomar la vuelta al trabajo con una actitud positiva: Con visión de reencuentro con la normalidad y nuestra tarea, será nuestra meta en los primeros días sin tratar de alargar este proceso inútilmente.
- La coincidencia de que el primer día sea lunes puede agravar esta situación: Nuestro consejo es hacer la vuelta en un día diferente de la semana, así reduciremos el impacto psicológico de vuelta al trabajo.
No pretendas rendir el 100% el primer día, de a poco, no te exijas tanto, que la reacción ante el fracaso puede ser frustrante, y definitivamente no te incorpores un lunes, eso reducirá significativamente el impacto psicológico.
Es recomendable no dejar temas pendientes en el trabajo, para que la vuelta a las tareas la podamos hacer progresivamente y también deberíamos irnos informando con ayuda de compañeros de si las cosas permanecen igual o hubo algún cambio, para no encontrarnos con sorpresas que puedan alterar nuestra salud mental.
En todo caso no debemos darle importancia a las sensaciones no agradables que podamos tener y darnos un tiempo para acostumbrarnos a la nueva situación, porque si no podemos caer en la depresión. Si en un mes aún no nos hubiéramos adaptado, sería recomendable consultarle a un psicólogo.
Foto: Gracias a milesgehm