Los niños adoptados no deberían presentar diferencias en el comportamiento con respeto a un hijo natural de una pareja, pero muchas veces ésto no sucede así.
Los menores de dos años se sienten alegados a sus padres adoptivos, al ser todavía como bebés, necesitan de sus padres absolutamente para todo, y no presentan dificultades para adaptarse a las diferentes situaciones, tal vez presentan más adelante problemas en su madurez psíquica pero suelen recuperarse con rapidez pasados los meses si se les brinda la debida contención y atención, por parte de los padres adoptivos.
Entre los 3 y 6 años, ya han procesado como son esas personas que le brindaron cariño, y estuvieron prácticamente pendientes en todo momento de sus cuidados, por eso si se decide adoptar un niño a ésta edad, puede haber algunas dificultades para establecer ciertos vínculos, pero si se es positivo y hay mucho amor comienzan a ver a sus nuevos padres y hermanos como una verdadera familia, a veces cuesta un poco establecer límites y normas ya que los cambios suman un poco de desorientación.
Adoptar un niño mayor de seis años, pareciera que son un poco complicadas, pero tienen un alto porcentaje de éxito, sobre todo si los padres adoptivos han querido siempre adoptar un niño de esa edad, hay que estar preparados para aquellos cuestionamientos que el niño pueda realizar, puesto que ya tiene ciertos conocimientos de que son y como deberían ser las figuras paternas. En éstos casos es necesario dialogar mucho, hablar con el pequeño transmitiéndole seguridad dejando en claro que serán sus padres para siempre y lo ayudarán en cada cosa que necesite.
En la adolescencia pueden presentarse algunas dificultades, pero son los mismos inconvenientes que en el comportamiento de cualquier hijo biológico que atraviesa ésta etapa, por lo tanto hay que tener presente que son niños, que requieren de mucho amor y paciencia, ya que en algún momento fueron abandonados.