Si bien es sabido que los somníferos son relajantes y colaboran al momento de contraer el sueño, su efecto suele durar unas pocas semanas, dado que el cuerpo se acostumbra y comienza a solicitar dosis más elevadas.
Este tipo de tratamientos tiene consecuencias y muchos efectos secundarios, y solo serán indicados por el especialista correspondiente en casos que sean verdaderamente necesarios y muy concretos, durante corto plazo y bajo un estricto control que deberá llevar el médico.
Lo que sucede en realidad es que los niños necesitan muchas veces de la presencia de sus padres para poder conciliar el sueño sobre todo por las noches que tienen miedo de dormirse solo.
Como hemos dicho en muchas oportunidades el sueño es un ritual en el que el niño debe descansar para poder afrontar todas sus pautas saludables de crecimiento, por lo tanto los padres debemos armar una rutina en la cual comprenda que ha llegado el momento de irse a la cama.
Luego de un baño que contribuye con el relax, jugamos un rato con el niño y debemos abandonar la habitación antes de que esté completamente dormido, de esta forma estaremos evitando situaciones contraproducentes y cuando despierte se asuste porque ya no estamos allí.
También es recomendable no cambiarle el pañal a media noche, ni hacerlo dormir excesivas siestas, así como tampoco acostarlo en la cama de sus padres.
Gracias a Elizabeth/Table4Five