Usualmente los padres tienen una hora fija en la que los niños se deben irse a la cama, pero para muchos esa es la hora menos esperada del día, porque no todos los niños son como aquellos de los cuentos que después de leer una historia se van plácidamente a dormir, sino que deciden iniciar una lucha para estar despiertos y con sus padres un poco más. Pero existen algunos consejos que puedes seguir para minimizar estas situaciones.
– Enséñale a tu hijo a dormir sólo: Si tu hijo sólo quiere ir a la cama cuando tu vas con él y te hace quedarte hasta cuando ya se ha quedado dormido, le estás enseñando malos hábitos. Lo mejor es que le enseñes lo más pronto posible a relajarse hasta cuando se quede dormido sólo. Para lograr esto lo mejor es que hagan una rutina a la hora de ir a la cama como primero un baño, después una lectura y por último la hora de dormir. Hazle saber a tu hijo que está a salvo y que tu estarás allí cerca.
– Dale la opción de escoger: Después de los dos años de edad empieza la época en la que tu hijo se querrá sentir más independiente por lo que para reafirmar esto lo mejor es que le des cosas a escoger. Ponle a escoger cosas sencillas que no afecten la rutina de la cama, por ejemplo es inaceptable que le pregunte si quiere ir a la cama, porque su respuesta será negativa y empezará la pelea. Es mejor preguntarle que historia quiere escuchar o que pijama se quiere poner.
– Pásalo a una cama de niño grande: Entre las edades de dos y cuatro años lo más probable es que tu hijo crezca mucho para que se quede en aquella cuna que tiene desde que era bebé. Cuando le compres una cama le debes enseñar que eso demuestra crecimiento y que ya es lo suficientemente grande para dormir en ella y hacerse cargo de arreglarla, así también su sentido de independencia se irá mejorando.
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