Muchas veces el nivel de obesidad que una persona ha alcanzado hace imposible que su pérdida de peso pueda lograrse con una simple dieta, por más estricta que sea. Un bypass gástrico, también conocido como cirugía bariátrica, puede ser la solución.
Este es un procedimiento cuyo resultado es una reducción del estómago que volverá literalmente imposible que el paciente ingiera más comida que la necesaria para el correcto funcionamiento de su cuerpo.
De este modo, el paciente que tendrá un estómago mucho más chico, deberá comer menos para alcanzar la sensación de saciedad.
Generalmente sólo se recomienda este tipo de intervención quirúrgica, que implica un grado de complejidad medio, a los pacientes cuya vida está en serio peligro a causa de su gran sobrepeso (se denomina “obesidad mórbida”). El Bypass gástrico es el último recurso antes de que su enfermedad pueda costarle la vida.
Sin embargo, procedimientos de este estilo se realizan con relativo éxito desde 1966, con lo cual podría decirse que el riesgo de que la operación sea fallida es mínimo.
Existen diferentes variantes de la intervención pero en líneas generales todas reducen el tamaño del estómago y lo conectan directamente con el intestino delgado. Por lo tanto, la pérdida de peso no sólo se deberá a que se ingiere menos comida sino que la absorción de calorías también será menor dado que los alimentos no pasan por una parte del intestino.
Estudios recientes han demostrado que más de la mitad del sobrepeso se pierde antes del primer año. También se registra una importante tasa de recuperación en pacientes que sufren diabetes ya que con la cirugía logran alcanzar los valores normales de glicemia plasmáticos.
En definitiva, el bypass gástrico es una opción a tener en cuenta por los obesos que no pueden perder su sobrepeso mediante dietas y ejercicios (lo más recomendable) ya que no implica mayores riesgos que una cirugía común.
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