Muchas personas suelen pensar que el trabajo duro que se hace en el gimnasio durante el resto del año se debe dejar a un lado para descansar en el verano. Eso puede ser verdad, pero no nos podemos permitir darnos todos los gustos en cuanto a la comida y la bebida, porque prontamente estaremos recuperando todo el peso, la grasa y flacidez que teníamos al empezar a ejercitarnos. Pero existen algunos consejos para obligarnos a comer más saludablemente y mantener la figura.
Usualmente cuando salimos de viaje, en especial en los largos, nos ponemos la ropa más ancha y cómoda que podemos encontrar, lo que sin duda nos hace sentirnos más cómodos, y muchas veces tan relajados que olvidamos todos nuestros hábitos alimenticios. Y teniendo en cuenta que así casi no podemos ver nuestro cuerpo, empezamos a comer y a comer sin ver nuestra barriga expandiéndose. Así que es mejor vestir ropa estilizada y un poco ajustada, no mucho, que nos haga lucir bien y con mucha confianza, manteniendo nuestros hábitos alimenticios.
También solemos pensar que la gente que lleva su propia comida en viajes están un poco mal de la cabeza, pero cuando pensamos bien nos damos cuenta de que no es tan mala idea. Para el camino podemos llevar algunos sándwiches de mantequilla de maní y mermelada en pan multicereales y mucha agua, para así mantenernos lejos de las gaseosas y del alcohol. También es buena idea cuando salgamos a ver paisajes o a hacer turismo, llevar alguna barra de cereales o una fruta, para que cuando nos ataque repentinamente el hambre no acabemos comiendo patatas fritas en el primer lugar que veamos.
Lo más importante es no obsesionarnos con la comida y más bien centrar nuestra atención en toda la experiencia vacacional como ir a visitar monumentos, en los sonidos y en las personas que conocemos. Al final de cuentas te darás cuenta que en vez de haber gastado tu dinero en comida costosa y llena de calorías, ahorraste un poco para comprar recuerdos y darte pequeños placeres, como un buen masaje en el hotel.
Foto: Beth Rankin