Una gestación anembrionada es un tipo común de aborto. Este sucede cuando un óvulo fertilizado se implanta en el útero pero el embrión resultante detiene su desarrollo muy pronto o no se forma en absoluto. En la actualidad, la mayor parte de los profesionales médicos utilizan el término «falla temprana en el embarazo» para describir esta situación.
Con una falla en la gestación de esta clase, tendrás un resultado positivo en los exámenes de embarazo, porque la placenta de todas maneras empieza a desarrollarse y empieza a producir la hormona gonadotropina coriónica humana que es la que el examen busca. En la parte inicial, podrías tener los síntomas normales del embarazo como la fatiga, las náuseas y los pechos adoloridos. Pero después, cuando los niveles de la hormona empiezan a bajar, estos síntomas se irán y podrías tener un sangrado o manchado.
Después de que el sangrado ocurra y tu doctor no pueda encontrar los latidos ni la presencia de un bebé en tu útero, puedes tener un aborto real, lo que significa que expulsarás el saco gestacional y el tejido acumulado a partir del primer trimestre, aunque puede suceder antes. Este proceso puede tomar semanas y una vez que te enteres que no llevas un bebé, podrás sentir que esperar por un aborto espontáneo puede ser muy agotador emocionalmente y físicamente incómodo.
En ese caso, tu doctor puede prescribirte una medicación para acelerar el proceso. También puedes decidir que te hagan un legrado para remover los tejidos. También necesitarás remover los tejidos si tienes algún problema que haga que sea inseguro esperar por un aborto espontáneo, así como sangrado significante o signos de infección.
Foto: Brittany G