Si bien la competencia en la relación no se manifiesta de una forma concreta, muchas veces se transforma en una pesadilla que termina siendo destructiva para ambos integrantes.
Competencia en la relación con los niños
Pareciera que no, pero en la pareja se suele competir inconscientemente por el amor hacia los hijos, la inteligencia de sus integrantes, quien posee un mejor trabajo, y quién tiene mayor capacidad para resolver problemas cuando hay que enfrentarlos, o la capacidad de cada integrante para tomar decisiones, aportar dinero, o descubrir a quién le pertenece el mando.
Está muy claro que un poco de competencia en la pareja a veces nos nutre las relaciones y resulta estimulante para el crecimiento individual pero cuando esto se transforma en obsesivo, y en exceso, resulta una traba que entorpece la evolución de la relación de pareja. Muchas veces esto lleva a un gran desequilibrio, entre aquellos proyectos que hay en común, con los proyectos propios ya que algunos crecen en el desvanecimiento de los otros, y caemos en la no renuncia de los proyectos individuales en beneficio de aquellos que compartimos en pareja.
Allí es cuando cada logro personal se transforma en una posibilidad de demostrarle a nuestro compañero que es inferior y que tenemos más poder, por eso siempre hay que tratar de mantener el equilibrio, si bien no hay que renunciar a los proyectos individuales, los logros propios no deben ser trofeos de batalla, para hacer sentir que la persona que tenemos al lado no vale lo suficiente y que nosotros somos superiores.