La seducción es un arte inherente a la feminidad, es lo que hacemos conscientes o inconscientemente como una búsqueda de reconocimiento y valoración.
Cuando intentamos seducir, estamos haciendo un llamado de atención hacia el otro. Este arte esta presente en nosotros desde pequeños por lo tanto responde a todas las edades. Buena parte de nuestra seducción es inconsciente, aprendemos a comportarnos de determinada manera en base de fantasías amorosas que fluyen de nuestra mente, indentificándonos con héroes o heroínas que conocimos en nuestra infancia.
Mientras no tomamos consciencia de porque nos comportamos de determinada forma frente a alguien, nos mantenemos ajenos a que es lo que nos sucede, a las atracciones o rechazos que despertamos y en que medida podemos cambiar o intensificar aquello que nos gusta o que no nos es placentero.
Una vez que hemos tomado consciencia de nuestra capacidad de seducción, nos apropiamos de nuestros sentimientos y emociones haciéndonos cargo de lo que verdaderamente nos sucede. y podemos cambiar nuestras acciones y mejorar aquellas que nos permiten enviar señales que nos comunican con la otra persona.
Por lo tanto aceptar nuestra capacidad de seducción es aceptar porque hacemos o no determinadas cosas, sabiendo perfectamente que es lo que somos, que es lo que queremos y hacia donde queremos llegar.
Foto: Gracias a Funkman