Cuando una persona sufre un ataque cerebrovascular se estudia cuál fue la situación o circunstancia que lo pudo haber desencadenado. ¿Estrés o esfuerzo físico? ¿una relación sexual?, ¿sonarse la nariz?
Sobre estas coyunturas existen muchos mitos y escasas investigaciones, es por ello que la experiencia médica es muy importante.
Se estiman disparadores del ACV a algunas situaciones que impulsan a un incremento repentino y corto de la presión de la sangre, que puede ser una causa posible en la ruptura de un aneurisma.
¿Es estrés o esfuerzo físico extremo?
Hay muchas evidencias que señalan la relación entre estrés y ataque cerebral. En diversos estudios, las personas que estaban estresadas tenían un riesgo mayor de ACV en relación con aquellas personas que decían no estarlo.
Un factor a tener en cuenta es la hipertensión, cuando una persona responde con alta presión a una situación de estrés, incrementa su riesgo de sufrir un ACV.
Se hizo un estudio para estudiar la relación entre la práctica de ejercicio y el riesgo de sufrir un ictus cerebral.
Desde el punto de vista fisiológico, la actividad física regular puede reducir el riesgo de desarrollar este accidente, a pesar de esto, los estudios epidemiológicos que se han realizados dieron resultados discordantes.
Es preciso saber qué tipo de ejercicio se realiza, porque el levantamiento de pesas es una actividad que puede inducir a un ictus en pacientes con malformaciones cerebro vasculares por el brusco aumento de la presión que causa.
Relación sexual:
Existe una baja probabilidad que una relación sexual incremente el riesgo de sufrir un ACV, el ACV puede presentarse en cualquier momento: en la ducha, haciendo gimnasia o tomando una clase de música.
Cuando acontecen este tipo de hechos, se estudia al paciente y se encuentran factores de riesgo que eran desconocidos o la causa, como una malformación cerebro vascular o una arritmia severa.
Pero se debe destacar que en la relación sexual hay un incremento la presión y la frecuencia cardíaca que es tanto mayor cuanto mayor es el esfuerzo durante la misma.
Sonarse la nariz:
Puede ser también el disparador de un ACV en aquellas personas que tienen un aneurisma cerebral y aún no lo saben.
Una de cada 15 personas puede tener un aneurisma durante su vida, y todos los aneurismas tienen el potencial de romperse y sangrar, a pesar de esto pocos lo hacen.
Es preciso, si la persona conoce que familiares directos han sufrido un ACV, se haga un estudio para descartar la presencia de malformaciones cerebro vasculares.
Alcohol:
Las personas que beben 40-60 gramos de alcohol tenían el triple de riesgo de sufrir un ACV en las siguientes 24 horas.
Esta situación está relacionado con el hábito que con el bebedor ocasional, la ingesta de alcohol crónica por lo general está asociada con la prevalencia de stroke hemorrágico.
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